Hace mucho mucho tiempo en una tierra muy muy lejana...

Ayer me quedé hasta tarde muy tarde acá en la oficina y ps como ya no encontraba nada que hacer me puse a leer el blog que escribí desde el final del 2003 hasta principios del 2006. Oh-por-Dios. Era yo otra. Yo no sé qué demonios me pasó en estos últimos dos años pero gracias a Dios soy una persona completamente diferente. En aquel blog, escribí, primero, como amaba mi trabajo, el cual se ha ido deteriorando (la agencia, el ambiente, la chamba, todo) poco a poco hasta llegar a ser hoy es un painintheass. Y bueno, obviamente el tema que ocupaba la mayor parte de mis posts eran los hombres. Síp, no puedes vivir con ellos, no puedes deportarlos todos a Canadá. Y así escribí como me enamoré perdida y estúpidamente aproximadamente unas... cinco veces, mínimo. Pero el colmo de los colmos era que cada una de estas veces según yo era la definitiva, el amiguito en cuestión era el hombre de mi vida y mi alma gemela a la que había esperado durante varias vidas. En el post siguiente el nombre cambiaba, y así me la llevé. Tooodos me rompieron el corazón de una u otra manera, y yo escribía sobre mi sufrimiento una y otra vez cortándome las venas con galletas de animalitos. El caso es que ayer, leyendo toda esta sarta (zarta?) de ridiculeces (ah, pero eso sí, de que escribo bonito escribo bonito) me fui acordando de todos y cada uno de los novios, no-novios, prohibidos, frees y demás y me pregunté a mi misma con cara de asco e incredulidad qué fregados les veía yo a esa bola de patanes, losers, buenosparanadas y uno de ellos aparte de todo feo y gordo (creo que a los otros sí sé qué les veía, jaja), y PEOR aún, POR QUÉ estaba yo tan perdidamente enamorada de ellos...! Gracias Jebús por habérmelos quitado de encima.

Eso sí, a pesar de todos mis ires y venires siempre hubo un común denominador. Nunca, a lo largo de esos tres años, dejé de mencionar a un mismo individuo y creo que pude comprobar que ese sentimiento sí fue de a de veras. A él es al único que recuerdo con una mezcla de nostalgia y alegría que invariablemente me hace sonreir. Curiosamente, estuvo desaparecido por más de seis años, y mi blog se acaba el día en el que él vuelve a aparecer y me voltea el mundo de cabeza para por fin poder dejarlo ir.
Y ps bueno, el caso es que él seguirá siendo siempre quizás el recuerdo más bonito que tenga, pero estoy feliz de haberme dado cuenta de cuánto he cambiado y de lo diferente que soy hoy, porque hasta pena me da leer esas cosas y me avergüuuueeeeenzo de haber llorado por tanta (sí, tanta) gente que no valía la pena. Gracias Jebús de nuevo porque por ellos fue que dejé de ser tan teta, cursi e inocente, porque dejé de creer que existe un hombre perfecto y más bien aprendí a aceptar uno con tantos errores que me encanta que los quiera compartir conmigo. Gracias porque ahora puedo ser una ojete con *casi* todo el mundo sin sentir culpa (y como diría el Dr. House: también sin haberme acostado con ellos, así de buena soy), y... porque ahora juzgo a la gente mucho más sabiamente y ya no me desilusiona que el 99% de los casos sean seres casi irracionales sin nada que ofrecer.

En conclusión, creo que todos aprendemos a base de madrazos, pero que bueno!!

Ah! y vayan a ver The Lion King (el musical) está in-cre-íiiiiiiiii-ble.