martes, septiembre 22, 2009

Lala:


Perdón que te moleste a estas horas (aunque tal vez por donde andes las horas no importen), pero a veces me hace falta con quien platicar. Sé que cuando andabas por estos rumbos no platicábamos mucho, es por eso que quiero pensar que ahora que tú entiendes las cosas mejor que nadie y puedes ver todo más objetivamente, me escuchas y comprendes mejor que nunca. ¿Cómo has estado, Lala?, ¿qué se siente estar más allá de todo y de todos...?, ¿te acuerdas de las tonterías que te hacían parte de nosotros?... ¿de los olores, de las canciones que nos cantabas, de tu cajita con los barnices de uñas que a veces me dejabas usar?... yo quiero pensar que todas esas cosas todavía las traes contigo donde quiera que andes, y prefiero pensar que ese donde quiera es más bien por aquí cerca, por que la verdad si no me voy a sentir bien sola. Ya llevo un tiempo sola, como igual te habrás podido dar cuenta, extrañando cosas que quizá nunca fueron mías, tratando de entender otras que quizá nunca acabarán de tener sentido, huyéndole a tristezas inútiles, gastadas, viejas... y si te soy sincera me cuesta trabajo y a veces no lo logro muy bien que digamos. Es entonces cuando, como ahorita, veo tu retrato sonriente mirándome de vuelta, y lloro porque no estás y porque no me despedí de ti nunca y porque me quedé con un chingo de abrazos que darte y de secretos que decirte, y porque quiero creer que a pesar de todo tú me cuidas cuando todos se van a dormir y no hay nadie, y hasta creo que te oigo decir bajito que hay un plan más grande que guarda el universo para mi en algún lado y que por eso yo todavía no entiendo nada, y que todo esto algún día va a tener sentido. ¿Ya ves, Lala?... es que a veces soy bien mensa. Pero también a veces me hace falta cariño, y entonces me ando conformando con cualquier retazo que atrape yo en el aire pa ver si así le pongo otra pieza al rompecabezas. Generalmente estoy bien creyéndome mi propio cuento, pero al final de días como hoy me cae de pronto el veinte que no, que ya perdí piezas que no voy a volver a encontrar nunca y entonces me da por chillar por que se me acaban los pretextos tontos para aferrarme así a ciegas.

Perdón, Lala, nomás ando acá diciéndote tonterías. Te extraño, ¿sabes?, y mucho. Me acuerdo de ti siempre. No nos descuides, La, sobre todo a mi mamá que es a quien más falta le haces. Ayúdame a ser fuerte y a seguir el camino que me corresponde. Digo, ahí nomás a veces dame uno que otro empujoncito pa no doblar en la esquina equivocada. Y no me dejes sola, porfa, que de por sí las cosas no andan muy bien que digamos. Salúdame al abuelo, dile que a él también lo extraño mucho y que sigo siendo 'su única' por siempre y para siempre. Guárdenme por ahi un abrazo para cuando los alcance.

Mientras tanto, hasta mañana, Lala, que por hoy ya voy a dejar de llorar.