martes, diciembre 23, 2008

Happy Chrismas!


Después de un año que estuvo medio de la mierda llega casi sin que nos demos cuenta, otra Navidad. Y no, no me quejo porque al final de todo tengo a mi familia hermosa, amigos que me demuestran que por más que intente desaparecerme ellos siempre van a estar ahi cuando los necesite, un clóset cada vez más lleno de ropa linda, anécdotas increíbles de viajes, muchos planes que me hacen mucha ilusión para el futuro, un gatito rayado mordelón pero precioso, y sobre todo, un sentimiento que hace mucho ya no me acompañaba y que se traduce en las ganas de ver qué me depara el destino.

Así que con todo lo grinch que soy y lo mucho que despotrico contra éstas épocas, les quiero desear a todos muy felices fiestas. Quizá esta Navidad gracias a la crisis no habrá muchos regalos abajo del árbol, pero lo importante es que estamos todos y podemos quejarnos juntos. Ojalá todos tengamos un muy próspero año nuevo lleno de cosas buenas: de salud, sobre todo, de trabajo, de dinero, de viajes, de satisfacciones, de éxitos, de amores, de alegrías, de buenos amigos, de anécdotas, de aventuras, de risas, de cambios, de ciudades nuevas...

Y a brindar, gente, por todo lo bueno que viene. Por que ahí viene!

Muy feliz Navidad y año Nuevo!!

lunes, diciembre 08, 2008

Feels like home.


Después de varias horas de viaje, el aire helado me pega en la cara pero no tengo frío. Jalo mis maletas con trabajo y espero al taxi, esta vez no tengo miedo, siento algo raro. Media hora de un camino nublado y llego a la casa donde me reciben mis tres niños adorados y su perro, la "Chacha". Adentro de la casa hace calor, yo me sigo sintiendo extraña, no reconozco el sentimiento. Después de un rato llega mi prima y me recibe con un abrazo y algo de comer, me muero de hambre, con eso de la crisis ya no dan comida en los aviones. Y con una ensalada de pollo empieza mi estancia en San Francisco, donde me paseo por las calles y por las tiendas adornadas de Navidad como si hubiera vivido ahí toda mi vida. Me llevan a cenar, a comer, al zoológico y hasta Six Flags. Me cuentan historias, me dicen qué visitar, a dónde no puedo dejar de ir. Yo camino sola muchas veces, me detengo en aparadores, me pruebo ropa que sé que no podría pagar nunca pero no me importa, había pasado mucho tiempo desde que me había sentido así de bonita. Respiro profundo y siento que me llega el aire a los pulmones. El paisaje ayuda, la niebla disipa mis miedos. Y la risa de mis niños, también. Me acompañan espíritus que me habían abandonado hace mucho, que quizá se habían cansado del tráfico de la ciudad de México. Y mis sueños perdidos empiezan a verse un poquito más claros. Por unos cuantos días, vuelvo a creer que hay cosas buenas que me están esperando. Quién me iba a decir a mi que tan lejos de casa me iba a sentir, por fin, en mi hogar.

Y luego, así caminando por Chesnut St., siento de pronto un a emoción extraña que me dice por ahí cerca anda el amor que perdí una noche hace muchas vidas. No lo busco porque sé que me está esperando, pero por mientras le pongo la cara de mi vampiro personal. Sé que algún día regresaré a esa calle donde el pavimento brilla como su piel al sol para encontrarlo ya para siempre. Y el día que mi prima me deja en el aeropuerto, lloro inconsolablemente sin saber bien de dónde me sale tanta tristeza. Cuatro horas y media más tarde, me cae toda la nata de contaminación encima cuando aterrizo en el D.F., y vuelvo a cargar con ese peso insoportable que no sé de dónde viene, con esa soledad inexplicable que me persigue todo el tiempo, con esa angustia que no me deja dormir...

Es en una de esas noches de insomnio insoportable, cuando me doy cuenta de qué era aquel sentimiento que me invadió a tantos kilómetros de mi ciudad que ya no es mia, en un lugar donde el idioma, las costumbres, la gente y el paisaje es otro...

Ese sentimiento extraño era nada más y nada menos que paz.

miércoles, diciembre 03, 2008

Perdida.


Perdón por no escribir. Andaba perdida, me fui lejos, allá me encontré de nuevo y que regreso y que me vuelvo a perder. Justo cuando aterrizó el avión fue como si toda la contaminación y el tráfico del DF me hubieran caído concentrados en la espalda y me hubieran pintado de su color: gris. Allá, en cambio, anduve feliz, brillando con una sonrisota en la boca. Allá los caminos nuevos y desconocidos me llevaban todos a lugares mejores. Allá tan lejos de todo lo que conozco, encontré un lugar a donde sentía pertenecer, con todo y su gente extraña y su idioma extraño y su cambio de horario, con todo y todo. Aquí ya no soy.

Sueño con vampiros, con volver a la escuela, con cambiar de trabajo, con combinaciones de ropa y tal vez, en un futuro algo lejano, con una boda en la playa. A ver qué me trae el destino. Hoy ando tristeando, parece que ya es lo único que sé hacer aquí.

Quiero vivir una historia diferente... sáquenme de aqui!!!