De mañas y espíritus chocarreros.

Después de una semana donde los mocos han predominado sobre todo lo demás, tuve bastante tiempo para pensar pendejada y media acerca de algún tema para postear (el miércoles tuve que quedarme en mi camita ya que la gripa me dió más fuerte que nunca) y una de esas pendejadas fue que me puse a observar todas las mañas que tengo para dormir. Yo soy de esas que voltea la almohada de vez en cuando para acostarme sobre el lado frío y tengo que dormir de lado, con un brazo abajo de la almohada, una pierna doblada y la otra estirada, y eso sí, jamás jamás de los jamases puedo usar calcetines aunque esté haciendo un frío de la rechingada, porque siento que se aprietan mis pobres deditos de los pies y me entra el ansia loca. Otra de mis manías es que no me gusta que me quede un pie o los dos fuera de las cobijas o de la cama porque siento que alguien va a venir a jalármelos en la noche o peor aún a cortármelos. Otra, es que siempre dejo la tele en sleep a que se apague a los 240 minutos aunque la mayoría de las veces me quedo dormida antes de los diez. La puerta de mi cuarto y las de mi clóset tienen que estar perfectamente cerradas vaya usté a saber porqué.

También déjenme les cuento que tengo un espejo enfrente de mi cama, y pues cada vez que sueño feo y me despierto, me tengo que hacer bolita abajo de las cobijas porque me da pánico que algún mounstruo/demonio/espíritu o lo que fuere se vaya a asomar por ahí y me cache viéndolo. Me he malviajado bastante por culpa de ese espejo, créanme. Es más, creo que entre mis alucinaciones por la estúpida calentura que me dió esta semana, estuvo esa de que alguien o algo se salía por el espejo, y es más, yo sentí como me agarro mi dedo chiquito del pie y estuve a nada de ir corriendo a decirle a mi papá que había algo en mi cuarto y que había que exorzisarlo, pero al tratar de pararme tooodo me empezó a dar vueltas y desistí, y ps lo único que se me ocurrió en mis alucines fue encomendarme a San Charbis y pedirle al espíritu malvado que me quizo robar mi dedo chiquito que porfas porfas se fuera, que yo no quería problemas y estaba en paz con él y con todos los espíritus del mundo y luego hice el omni mani padme hum hasta quedarme dormida otra vez.

El caso es que no sé si el espíritu alguna vez existió o fue producto del maldito virus que me aqueja (aunque ya menos), sólo espero que si sí, haya tenido compasión de mi y se haya regresado por mi espejo, o que si se quiere quedar a vivir en mi cuarto, aprenda a cohabitar conmigo sin jalarme los dedos de los pies.