"Me parece que el muchacho está en ti, contigo, si no, pa que la molestia del hijo. Sigue procurándolo, que mientras haya reciprocidad vale la pena y atesora las ausencias tanto como los acercamientos porque te permiten no dar nada por sentado."
Estoy triste. Quiero escaparme, borrar mi pasado, mi nombre, mis heridas. Quiero empezar de nuevo, que se borren todas mis huellas, los malos recuerdos que he dejado en la gente. Quiero que por una vez en la vida me salgan bien las cosas, que algo sea para mi. Y no tenerle miedo a nada, porque hoy todo me da miedo. Y lloro porque hago cosas que luego no entiendo, y desafío al destino a ver si en una de esas las cartas se voltean a mi favor, pero eso nunca pasa. Y sí, me merezco todo lo malo que me ha pasado y no, a veces pienso que no me lo merezco. Y que merezco, a pesar de todo, ser feliz, porque en el fondo, quizás muy en el fondo, soy una buena persona. Hoy no. Hoy me odio, no puedo ni verme al espejo, no sé en que me he convertido. Y pido disculpas a todo aquel que se haya cruzado por mi camino y al que no he sabido corresponder como hubiera debido. Y ojalá aquellos que me lastimaron tanto jamás se hubieran aparecido, porque yo no era así antes. Y odio todos estos escudos y todas estas barreras que me he puesto por culpa de esos a los que les di todo y no me devolvieron nada. Los odio porque hoy soy como ellos. Y es lo peor que me hubiera podido pasar.
Tú y yo vamos a ser algo. No sé qué, ni cómo, pero lo vamos a ser.
Lo sé.
Tu mirada de niño que traías arrastrando en los ojos que brillaban. Y yo entrgada totalmente a tu voluntad como hace años no me pasaba. Y la magia en el cuarto de los post-its. Y la electricidad en el aire. Y todo lo inexplicable dibujándose en las alas que, literalmente, encontré en tu espalda. Y aquel idioma que no necesitó palabras. Y los dos en las nubes durmiendo en el suelo. Y tu sonrisa que calló todos los ruidos del mundo. Y el universo con todas las preguntas resueltas en tu abrazo. Y los dos así, como dos piezas de rompecabezas únicas, embonando a la perfección en todos los sentidos. Y ese todo que no me cabe en el cuerpo y qué no sé que es ni cómo se explica. Y el relámpago de tu presencia que me dejó ciega, el que se volverá sonrisa en todos mis recuerdos. Y el destino llevándote lejos demasiado pronto. Y yo aquí, con las manos vacías, pero con las entrañas llenas de tu fugaz presencia. Y sabiendo con ese sexto sentido que la razón se empeña en desmentir, que eres tú la promesa que me trae este verano y que de alguna manera lo que pasó en esa extraña noche de jueves, se convertirá en un pedacito de eternidad.
Y con la certeza de que las palabras no podrían jamás hacerle justicia a lo que pasó aquella noche, lanzo la petición al universo de que si no me queda un final feliz contigo, tan siquiera sí un 'continuará'...
Me gustaste así nomás. Y yo te gusté a ti.
La electricidad nos delató primero. Las miradas, después.
No sé cómo, pero te volveré a ver.
Pronto.
Bienvenido julio, el mejor mes para contar historias.
Bienvenido olor a lluvia en las calles de la Roma.
Bienvenido verano.
Bienvenido tú, desconocido con aires de premonición.
¿Por qué, por qué, por qué por más que trato no puedo ser feliz?... ¿Por qué todo es complicado? ¿Por qué todo se enreda? ¿Por qué tengo ganas de llorar cada que llueve?...
Ya me quiero ir. Quiero escaparme, empezar de nuevo. Pasear por la niebla de un país ya no tan desconocido con mi abrigo negro y mis botas grises de tacón mientras la ciudad de los puentes maravillosos me coquetea y me hace promesas al oído. Entender como funciona todo y no solo eso, hacer que funcione. Y luego, tal vez, la vida se ponga bonita de nuevo y me sonría como hace mucho no lo hace.
Hola, verano. ¿Me traerías un capuchino con crema irlandesa y dos de azúcar? Uno como ese que me diste a probar hace nueve años justo en medio de la lluvia que en ese entonces todavía no me hacía llorar..
Setenta y siete sesenta. Tus ojitos que brillan. Una playera verde. Tu voz y tus ademanes y mi secreto. Mommy's little monster. Sonrisita, siempre tu sonrisita. Juegas y juego, jugamos bien. Un jugador más en el tablero. Cinturón hacia un lado. Cosas de pareja van en el Inbox y no en el wall, sabiduría contemporánea. Tú. El tatuaje que me vuelve loca. Nadie sabe, nadie supo. Juegas, juego, jugamos. Y siempre pierdo. Y tú también. Palabras que no se dicen pero que vuelan en el espacio que queda entre tu cuerpo y el mio. El nervio, la mano sudada. Tapones para los oídos. Un colchón en lugar de cortina. Los gatos, la Tomasa. Todo y nada. Tus besos, tus besos, tus manos, tus labios, tus orejas, tus besos. Un taxi. Me voy. Te quedas. Pero siempre regreso.
Y tú también.