I left my heart... in San Franciscoooo

Desgraciadamente, todo lo bueno se acaba y yo ya estoy de vuelta en la Walter y en la cruda realidad. Chale, pues sí, ni modo, no me queda más que resignarme... *sniff*

Pero antes de empezar a quejarme, déjenme les cuento cómo me fue en San Francisco, porque de verdad estuvo de no m*mar.
Ahí les va:

Empezaré por el día 11 de marzo, en el que después de un placentero aunque algo retrasado vuelo, un transbordo, aduanas, otro vuelo, un shuttle y demás, llegamos a la casa de mi prima más o menos a las dos de la tarde de allá; y como buenos mexicanos acostumbrados al buen clima moríamos de frío. Ese día la verdad estábamos cansadísimos y lo único que hicimos fue acompañar a Xime y a los niños a su clase de natación, y como queda justo enfrente de la escuela de LucasFilm™ ps nos fuimos a dar la vuelta y a tomar un café a ver si así nos calentábamos tantito. En la noche cenamos tooodos en familia mientras veíamos Dora la exploradora, favorita de mis sobrinos que por cierto déjenme les digo que son la neta del planeta.


Al otro día tempranito nos fuimos al centro a pasear por Union Square, pero ps se me empezaron a atravesar las tiendas y ya no sabía ni pa donde ver. En Urban Outfitters casi me vuelvo loca, y luego enfrente está el Westfield acabadito de remodelar con todo y American Eagle, Abercrombie, Hollister, Victoria's Secret, Banana Republic, Ruehl, etc, etc. y cuando nos dimos cuenta ya eran casi las siete de la noche y cada uno traíamos como veinte bolsas enormes que tuvimos que cargar hasta la casa donde ya nos esperaban Mauricio y Ximena pa llevarnos a cenar a un restaurant japonés bien chido: el Ozumo. Dos botellas de sake y siete platos después nos regresamos a dormir, porque ellos se venían con todo y niños a México. Desde esa mañana, nos dejaron la casa pa nosotros solitos con todo y MiniCooper S incluído para irnos a Napa. Buenísima onda, la neta.

Esos días visitamos el Golden Gate Park, los jardines japoneses, el DeYoung Museum, el Conservatorio de flores, Haight Ashbury, el Ferry Building, la Marina, el Palacio de Bellas Artes (que estaba enfrentito de la casa), Berkeley, caminamos todo el Golden Gate hasta Sausalito, Coit Tower, el barrio chino, el barrio italiano, el barrio japonés, Lombard Street, Chesnut, Fisherman's Wharf, los Yerbabuena Gardens, el MOMA, el museo de caricaturas, y algunas otras cosas, además de varios bares y restaurantes riquísimos. No por nada regresamos como con dos kilos de más...


Ya el miércoles nos lanzamos a hacer nuestro propio tour por los pueblitos del Wineyard country. Llegando a Sonoma nos dieron una estampita especial gracias a la cual todos los wine tastings fueron gratis... sobra decir la peda que agarramos nomás de andar probando vinos en los diferentes viñedos. El caso fue que decidimos buscar un hotelito en Napa para pasar la noche y al otro día poder seguir. Ahí en Napa nos habían recomendado ir a tres viñedos de los cientos que hay: Beringer's (el viejo), Sterling (el nuevo) y Mumm's (la champaña). En todos éstos nos dieron tour y pruebas de vino y la verdad es que estuvo in-cre-í-ble. Acabamos comprando como seis botellas.


Ya de regreso en San Francisco, fuimos al Legion of Honor a ver la exposición de Annie Lebowitz (soy fansss) y a caminar por la montaña y por Camino del Mar, que es donde están las casas más acá de San Francisco. Como ese día llegaban Xime, Mau y los niños, nos dieron un tour por la casa nueva que se acaban de comprar y que está de webísimos. Estuvimos un rato jugando con mis sobrinos hasta que los pobres sucumbieron al cansancio, pedimos de cenar y nos quedamos platicando bien agusto un buen rato con mis primos con una de las botellas que habíamos traído de Napa, hasta que a ellos también les ganó el sueño y no nos quedo de otra más que irnos a dormir.

Nuestro último día nos fuimos en la mañana al centro a hacer las últimas compras, regresamos para ir a comer con Xime y Mau y nos lanzamos al Golden Gate view y a MillValley con los niños. Regresamos a hacer maletas (que por cierto, me tuve que comprar allá TRES nuevas por que no me cabía todo lo que compré) y nos dieron un aventón al aeropuerto. Todo bien hasta casi llegar a México que el avión se empezó a mover horrible, claro, bienvenidos a la realidad entre una nata de smog asquerosa, aparte. Pero bueno, la verdad me la pasé increíble, todo allá estuvo super chido, Huguito tenía razón y me enamoré de San Francisco: de la ciudad, del vino, la comida, el ambiente, las casas, la vista y la gente, pero sobre todo de mis niños a los que extraño muchísimo!!


Ahora, mis tarjetas están al tope y todo eso pero yo tengo muuuuuuuuucha ropa nueva, zapatos, bikinis, pijamas, libros, películas y juguetitos porque fui a KidRobot y encontré los monos de TokiDoki y ahora soy muy feliz aunque todavía mi cuarto está hecho un desmadre de que no he terminado de guardar las cosas porque se me acabaron los ganchos, jaja.


Para una reseña visual más amplia, favor de checar mi caralibro.
Gracias.